“Me sentí como Moisés cruzando el Mar Rojo, aún en medio de la pandemia Dios realiza milagros.”
Cuando el Señor me dijo: “Mi presencia irá contigo, y te daré descanso”, sabía que Él me estaba dando una promesa que tenía que creer. Desde que la pandemia empezó he hablado con mis padres a diario, hemos tenido tiempos hermosos de lectura de la palabra y de reflexión en ella. Durante esos días le dije a mi padre que la embajada estaba planeando un vuelo humanitario para ese fin de semana. Mi padre dijo “No es bueno que vengas aquí ahora. Sé que hay una probabilidad de trabajo para ti en otro país y quiero verte, pero sé que si vienes aquí, quizás no podrás salir del país sino hasta el próximo año, quiero lo mejor para ti y que hagas la voluntad del Padre”. Para entonces el aeropuerto del país donde me quedé varada por diez semanas seguía cerrado y continuaba en estado de emergencia. Hable con alguno de mis líderes y todos estaban de acuerdo con la idea, así que tome un día para orar, ayunar y luego decidir.
Entonces una cadena de milagros se empezó a dar.